Mercat de Sant Antoni
En este mercado del Eixample Esquerra de Barcelona, se puede encontrar entre semana paradas de todo tipo (ropa, zapatos, utensilios para el hogar) y dentro, las de verdura, fruta, pescado y carne. El domingo, los libros de segunda mano o los sellos para coleccioinistas asombran a los visitantes del histórico Mercado de Sant Antoni, que conserva la arquitectura, la vida y el encanto de sus orígenes.
El mercado de Sant Antoni fue concebido por Antoni Rovira i Trias en 1882. Sobre la puerta principal nos da la bienvenida el escudo de Barcelona, coronado por el murciélago y el año de construcción. La escultura metálica, típica de los mercados de esta época, abre un espacio que ocupa la totalidad de una manzana del Eixample de Cerdà, una superficie lo bastante extensa como para alojar las paradas que abastecían ayer y abastecen hoy el barrio de Sant Antoni.
Pero sin duda, el elemento que otorga al mercado de Sant Antoni su especial belleza y originalidad es la galería que rodea al recinto. Unos toldos de lona verde hacen de paredes y techo y cubren el corredor circular donde entre semana se despliegan paradas de ropa y otros artículos, mientras que los domingos, los libros, sellos y revistas llenan las bolsas de los compradores. Pasear por aquí, sobre todo los domingos, supone un ritual muy instaurado entre los barceloneses y los forasteros que se dejan caer por Sant Antoni, ya sea para buscar alguna reliquia literaria, intercambiar sellos o simplemente curiosear. Por la noche, cuando el mercado de Sant Antoni cierra, los productos se dejan en unos cajones de madera y el mercado enmudece.